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39 Al verlo, toda la gente cayó en tierra, exclamando:

— ¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!

40 Elías les ordenó:

— ¡Apresen a los profetas de Baal y que no escape ni uno!

Los apresaron y Elías mandó bajarlos al arroyo Quisón y allí los degolló.

El fin de la sequía

41 Elías dijo a Ajab:

— Vete a comer y a beber, pues se oye el ruido del aguacero.

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